viernes, 15 de octubre de 2010

Breve reseña de la obra


La historia se cuenta a través de personajes cotidianos de nuestra sociedad. Situaciones en una esquina, en una casa, en una escuela, en un bar, que se van trazando en encuentros mágicos, intentando recuperar la memoria perdida como presente para un futuro a construir. Los personajes surgen como arquetipos sociales: una madre, los niños, una maestra, un hombre de gris, un hombre que busca, una mujer testigo. Ellos se van representando a través de situaciones que los definen. De esta manera, se vislumbra una evolución tanto en lo individual como en las historias que se van desarrollando a través de sus encuentros.  Sus relatos de vida y sus deseos trazan líneas en el espacio y en el tiempo, permitiéndonos entrar en sus mundos y haciéndonos reflexionar acerca de nuestro compromiso con la historia que traemos, que llevamos, que nos contaron y que vivimos.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Acerca de la Huella de los Pájaros...

Todos somos esos pájaros que queremos volar libres y para eso debemos explorar y transitar nuestras huellas en la tierra, para entender lo que nos sucede y sucedió, porque las huellas propias y las de los otros son las que constituyen la  identidad.
Hoy como ayer están los que protegidos por la impunidad, intentan destruir, vendando los ojos, tapando las voces, torturando las almas, matando las ideas. Se han inventado nuevas armas y formas de hacernos desaparecer, pero es inútil. No se puede aniquilar el deseo porque las huellas quedan como registro, son ellas las que nos permiten seguir resistiendo, creer que es posible y que vale la pena intentarlo. Mientras haya Memoria la vida seguirá su curso.
Cesar Vallejos nos regala una frase que nos ayudó a conformar este proyecto y nos unió con entusiasmo para realizar este trabajo: “Cuando alguien se va, alguien queda. El punto por donde pasó un hombre, ya no está solo. Únicamente está solo, de soledad humana, el lugar por donde ningún hombre ha pasado”
El objetivo fundamental es que el espectador se vaya preguntando algo. No es nuestra intención dejar nada cerrado ni acabado. Aspiramos que este proyecto pueda generar debates e interrogantes. Creemos que esta es la manera de entender este capitulo de la historia y así poder compartirlo y comunicarlo a las generaciones siguientes. Estamos tratando de dar un vuelo a nuestra imaginación, a nuestro corazón, a nuestro cuerpo, permitiendo que los demás se abran y se generen diversas preguntas. Creemos que tiene que ser una historia sencilla para que el público pueda identificarse en ella sin importar edad o clase social.
Hay lugares en Argentina que no han tenido desaparecidos, que no han sentido lo que fue el genocidio. Por tal motivo, surge un debate importantísimo para hacerse como país y creemos que el trabajo se tiene que hacer ya sea en esas ciudades donde la represión fue mucho más evidente como en las que no. Es una manera de dejar una huella diseminada por las calles donde uno camina. Solo así, intentaremos hacer que este sea un tema social, popular y nacional que nos involucre a todos.
Definimos el trabajo como circular, porque todos en un círculo comenzamos a girar. Desde ahí nos comunicamos y empezamos a habitar y a habitarnos. En este dar vueltas afloran las voces individuales y colectivas. Surgen las palabras e imágenes que se potencian en los cuerpos y en las almas. Se gestan y se extienden líneas entre un y otro punto del círculo, donde se unen deseos, anhelos, diferencias, pasados y presentes. Nuestra memoria se abre hasta lograr traernos delante de nuestros ojos lo que se quiso censurar, depurar, exiliar de las más variadas formas. Estas líneas se entrecruzan formando una red infinita que hacen del círculo una unidad.
Lo que proponemos es seguir sembrando. El círculo nos protege porque no podrán callarnos, debemos llenar la tierra de huellas, de pájaros y de círculos que por diminutos que sean crecerán y se expandirán.

martes, 12 de octubre de 2010

El trabajo de investigación

Este tránsito de búsquedas, de aprendizajes, de experiencias, de encuentros con el otro y con nosotros mismos estuvo cruzado por lecturas, diversas técnicas para abordar la problemática, ejercicios para trabajar con el cuerpo, formas de recolección de datos, estudios de testimonios y por el debate de distintos documentales que enriquecieron nuestra propuesta. Por eso con esta obra no se intenta mostrar sólo nuestra mirada sino también una mirada a partir de la escucha y el análisis de la información.
El impulso motor de esta iniciativa es interpretar, relacionar y vincular lo que ocurrió en aquellos años de dictadura militar con lo que está sucediendo en la actualidad. Así rescatamos un fragmento de Italo Calvino quien nos dice “…no tiene sentido dividir a las ciudades en felices o infelices, sino que habría que dividirlas en las que a través de los años y las mutaciones siguen dando forma a los deseos y aquellas en la que los deseos o bien logran borrar la ciudad o bien son borrados por ellas…”
Por tal motivo, como jóvenes llenos de deseos y responsables de esta generación, la primera pregunta que surgió fue la siguiente: ¿Cuál es el aporte que los trabajadores de la cultura podemos hacer para que reconozcamos a este como un problema de todos y no sólo de los que estuvieron involucrados en esa época?
Como punto de partida, tomamos como eje el reconocimiento del cuerpo del actor. Apuntamos a un recorrido del mismo, enfrentándonos con su sensibilidad, sus apoyos, sus velocidades, sus tensiones, su respiración, sus extremidades. Encontrando así un abanico de posibilidades desde los límites hacia un punto germinal y viceversa. Todas estas herramientas nos posibilitaron armar una partitura y una composición estética, al compartir nuestro cuerpo como una prolongación del cuerpo del otro en tiempo y espacio.
Por otro lado, apostamos a obtener un registro de nuestras marcas, ya sean las superficiales, las que afloran desde la piel, como así también esas que están gravadas por debajo, por la huella de los años.
 Así indagamos sobre cómo este tema nos tocaba en nuestra historia personal. Surgieron infinidad de interrogantes sobre qué es la pérdida, el olvido, la memoria para cada uno de los integrantes. Después de conocer y analizar lo que significaba la temática para el grupo entramos a poner el cuerpo y aparecieron los primeros bocetos de imágenes que salieron de esos relatos.
Después, esas imágenes comenzaron a llenarse de componentes que hicieron que empezara a esbozarse una historia y sus personajes. Eso hizo que cada uno vaya teniendo una identidad cada vez más profunda, porque ya tenían un cuerpo donde se podían anclar, una mirada, una voz y un determinado movimiento en el espacio.
Los personajes en sus inicios no tuvieron nombre, los empezamos a definir por colores y en el crecimiento del trabajo descubrimos los roles y por consiguiente  los nombres de cada uno. Ahí fue apareciendo Matrina Nolvidano, como la madre; Nina Speranza como la niña curiosa, Nino Nostalgio como el niño inocente, Aurora Veletta, la maestra; Terrunia Testiga, la sobreviviente; Zepio Buscante como la figura del desaparecido y Griso Impunetti, como el hombre impune que camina por la calle.
Consideramos que es a partir de ellos desde donde podemos contar esta historia. No creemos que sean los únicos, pero en este proceso de investigación fue lo que apareció en sus cuerpos, en sus relatos, en sus maneras de moverse y en sus deseos.
Con la visualización de videos documentales, lecturas de testimonios y después de encuentros con sobrevivientes de aquella época, reflexionamos y consensuamos que los militantes y víctimas del terrorismo de estado depositan una gran esperanza en nuestra generación. Intentamos ser responsables en la tarea de construir un puente entre aquellos “años olvidados” y estos tiempos que corren. De esta manera, es posible empezar a reconstruir una historia entre todos teniendo como punto de partida la Memoria.
Sabemos que mirar más allá de la mirada es hacerlo hacia adentro, hacia afuera, hacia los demás, hacia el pasado, el presente y el futuro. Lo que proponemos es analizar desde nuestro registro lo que somos, para poder volcarlo en este proyecto.
Un pueblo no puede olvidarse de su historia, por esto, otro de los puntos centrales fue preguntarnos qué es lo que sucede hoy con esa historia; cómo nos involucramos para visualizar de qué forma la sociedad fue transitando y dejando su huella durante todos estos años.
Nos enfrentamos a un desafío muy grande ya que han pasado más de 30 años y nuestra realidad es diferente. Así decidimos reflexionar sobre cómo nos encontramos con este paso del tiempo y concluimos que el compromiso es hoy, en el aquí y ahora, en tiempo y espacio. Se trata de involucrarnos con lo que día a día nuestro pueblo llora y ríe.
Creemos que la mejor manera de ser auténticos con un público, es ser auténticos con nosotros mismos.




lunes, 11 de octubre de 2010

Así comenzamos una nueva búsqueda...

“…El trabajo no busca despertar en el espectador una nostalgia romántica por las condiciones políticas del ayer, sino un inocultante pesar por la injustificable inacción del presente, donde el mito del triunfo del capitalismo se ha vuelto una excusa para no inventar,
 ni siquiera discutir la sociedad del mañana…”
(Hugo Salas, “La Mala Memoria” en Página 12, Suplemento Radar. Viernes, 13 de marzo de 2009)


Para poder contextualizar este montaje nos remitimos al 24 de marzo de 1976 cuando la Junta de Comandantes en Jefe, dictó los instrumentos legales del llamado proceso de reorganización nacional y designó presidente de la Nación al general Videla. Este golpe de estado prometía reestablecer el orden y asegurar la eliminación del “supuesto” caos acarreado de los años anteriores.
La propuesta de los militares se basó en un plan sistemático de aniquilamiento, desaparición, ocultamiento no solo de las instituciones sino también de las personas. Se gestó un complejo aparato de operaciones horrendas que se tradujo en una verdadera acción terrorista, donde el Estado practicó la represión clandestina avalada por un orden jurídico que ellos mismos diseñaron, implantando la cultura del miedo y un manto de terror donde la sociedad quedó inmovilizada y silenciada.
A principios del 2009, a partir del comienzo de los juicios a los terroristas de Estado en la provincia de Santa Fe, con un grupo de compañeros, empezamos a trabajar en un proyecto de investigación teatral sobre derechos humanos. 
A nuestro entender estamos sumergidos en una sociedad en donde la lógica de mercado se impone en diversas instancias, ya sea en las de producción, culturales, tecnológicas y de subjetividades. Sin embargo, existen espacios que florecen desde un lugar más creativo. Éstos se fueron gestando con el correr del tiempo y su funcionamiento y comunicación obedecen a los planos del deseo.
Así, a comienzos del año 2009 nace La Huella de los Pájaros como una expresión y representación teatral viva y se convierte en un acontecimiento creador de nuevas formas de acción que busca desde una multiplicidad de devenires, pequeñas transformaciones.
El trabajo se fue haciendo a partir de dos ejes: por un lado, todo lo referido a la propia investigación del material escrito y audiovisual y por el otro se fue experimentando en el campo teatral, primero desde el entrenamiento físico-expresivo y después en todo lo referido a la poesía del espacio, las imágenes y los objetos.




domingo, 10 de octubre de 2010

Llegar, compartir y volver a dejar huellas...



Luciano al regresar decidió compartir el proyecto con Severo Callaci otro joven rosarino que continuo con el Teatro de la Huella. Sin embargo, Luciano emprendía otro viaje, pero en este caso a Bolivia al Teatro de los Andes. Ahí participa de seminarios y se perfecciona en el estudio de su gran vocación “transmitir el arte popular”.
El Teatro de los Andes, fue fundado en 1991 por Cesar Brie, se convirtió en un paradigma de las artes escénicas y puso al teatro boliviano en el mapa mundial del arte, tratando de construir puentes entre las técnicas y las fuentes culturales andinas.
Por su parte Severo Callaci toma las riendas del Teatro de la Huella y empieza su andar a principios del 2008 con una nueva propuesta para Rosario: el Taller Máquinas Teatrales.
Este Taller surgió como una técnica de improvisación creada por Pompeyo Audivert en los años noventa en Capital Federal. Severo luego de haber tomado clases con él y encontrando un gran potencial para la experimentación decidió  llevarla a otros territorios para compartirla y transformarla.



Así, comenzó con un grupo de actores y emprendió el camino, alimentado por la necesidad de expresión y búsqueda. Estos dos factores siempre fueron los que tiraron del carro, que en algún tiempo atrás habían llevado a Luciano a transitar por los caminos de la Argentina.  
 El Teatro de la Huella comenzó con el Taller todos los miércoles de 18 a 21 horas en el Teatro La Morada de la ciudad de Rosario. El método con el que se trabaja es la improvisación, la asociación libre y no se sigue históricamente con lo que se va a decir y hacer. Por lo tanto los actores tienen la palabra y el cuerpo al servicio de sus propios deseos. Así el espacio escénico late, se acelera, se segmenta y gira. Las imágenes se forman con la luz, los movimientos, las danzas, los ruidos, la música, los objetos, generando un discurso, una retorica de la puesta en escena. En Maquinas Teatrales se busca la espontaneidad a través del entrenamiento y los ejercicios que hacen que cada clase sea única, irrepetible y sorprendente.
Luego de un año de clases, a finales del año 2008, el Taller realiza su primera muestra para el público. Para ese entonces ya se habían sumado estudiantes que lo tomaron como objeto de estudio para trabajos prácticos y tesis universitarias y además distintos músicos que con sus instrumentos también transitaron y compartieron la experiencia.
En enero del 2009 Severo Callaci viaja a Chile y dicta el taller Maquinas Teatrales en forma  intensiva en la ciudad de Santiago con una amplia convocatoria. En su regreso retoma las clases que se continúan durante todo ese año en La Morada finalizando con otra muestra anual.
Durante el 2010 ya no se dieron clases del Taller pero se realizaron distintas muestras de “Imaquinario Colectivo” en el Teatro La Escalera y en el Kínder de Rosario. Además, el grupo Teatro de la Huella comienza a trabajar para la edición de un libro llamado “Retacería” que incluye poesías de los alumnos surgidas a partir de ejercicios de improvisación literaria que se realizaron en Máquinas Teatrales.
Con el transcurso del tiempo y en paralelo al Taller, el grupo fue encontrando una fuerte identidad generando otras alternativas culturales. Éstas se fueron gestando y su funcionamiento y comunicación obedecen a los planos del deseo como una expresión y representación teatral viva y se convierte en un acontecimiento creador de nuevas formas de acción que busca desde una multiplicidad de devenires, pequeñas transformaciones.

sábado, 9 de octubre de 2010

Nuestras primeras huellas...

“Nos encontramos en el caminar y en los pasos andantes de los miles de caminos que este mundo nos propone. En el andar, cuestionamos infinitas realidades impunes tantas injusticias repetidas. En el andar, desanda recuerdos teje sueño y recorre, sin apuro, un eterno mapa de dignidades y reivindicaciones. El ser que viaja no reconoce las fronteras de la tierra. Tan solo anda, disipado entre cielo y montes, arenas y montañas, océanos, cementos y arroyos tan solo anda. Hay lugares que enlazan las historias de esperanzas. También desnudan en sus recorridos las miserias de este mundo.”(Fragmento del libro "Ser, en el andar")



         Después de tantos intentos y dificultades partió, entre la ansiedad por arrancar y un dejo de tristeza por algunos tragos amargos que bautizaron la partida. Las calles de Acebal quedaban atrás junto a aquellas manos en alto de vecinos, amigos y niños.
A inicios de diciembre del año 2006 y durante el 2007 Luciano Temperini comenzó su recorrido por los caminos del país con el Teatro de la Huella y con su propuesta llevó la cultura popular argentina, la narración oral y la emoción en la palabra. Así nace este teatro con el objetivo de el arte pueda abrir ojos y corazones para ir movilizando, que no se reduzca a fines puramente estéticos sino que deje una huella.
Luciano recorrió casi 1000 kilómetros entre varios pueblitos de Santa Fe hasta cruzar a Córdoba. Una carreta diseñada por el mismo le serviría como un escenario rodante; un sulky, su perro Bandido, una amansadora, la yegua Malena y una potranca. El espectáculo que presentó se llamó “Historias Arriadas” y lo representó con tres monólogos:
· “Tiempo de Juan que se Va”. Es una historia de pueblo. Una vida de lucha como maestro rural y una materia pendiente entre un nieto y su abuelo.
. “El Remate”. Un criollo en deuda con el pulpero. Se enfrentan ante él el remate de sus pocas pilchas y su caballo con la delusión al ver a sus vecinos disputar sus cosas. Recostado en el palenque se niega a dejar su esperanza.
· “Un par de botas” Un detenido por un robo. Una carta de un niño a los Reyes Magos. Un sistema que promete a todos y a veces cierra la puerta en la cara.